“Sus ojos eran de insólito color azul grisáceo y tenían algo tremendamente infantil, todo él lo tenía en realidad, pero por lo demás, nada resaltaba como atractivo en exceso .”
“Sus ojos cafés oscuro se fijaron en mi con su habitual mezcla de curiosidad y preocupación, como si siempre estuviera esperando que reconociera que me estaba metiendo heroína y practicando sexo a cambio de dinero.”
“Vaya eso sí que es raro en ella: Acabar una noche sin vodka o sin sexo.”
Suspire y rápidamente le respondí “ Es mucho dinero, Ya te debo demasiado”
“Tranquila, el dinero da igual ¿Vienes o no?” respondió Jack en cuestión de segundos.
“Si, pero no te acostumbres a pagarme las cosas” fue mi mensaje de respuesta.
“No te acostumbres a protestar si te pago las cosas”
“Muy Gracioso” respondí
“Jack tenía algo que me invitaba a perder cualquier sentido de los buenos modales”
“Para que nuestra amistad funcione tendrás que aceptar que hay determinadas cosas que no voy a contarte –Dijo Jack con mucha seguridad.- No pretendo ser un imbécil, pero es lo que hay.”
“Mi manera de ver a Jack, atractivo y con cierto encanto infantil… ése era el Jack de verdad”
“Mi plan era intentar mostrarme indiferente. No me gustaba la idea de que existiera la posibilidad de haber caído víctima de algún tipo de hechizo o manipulación hormonal.”
“¿Significa eso que no quieres que seamos amigos?”
Aquella frase, escrita de esa manera, me recordó las notitas que nos pasábamos en 1ero de primaria. Y con ella se gano se gano mi corazón.
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